lunes, 10 de enero de 2011

Conceiving You

Desde el primer momento que vio el lago supo que pertenecía a él. Cada parte de su cuerpo era evocada por el agua y aún así no fue hasta el tercer día que se atrevió a tocarla. Deslizó con suavidad su pie derecho, removiendo el agua, hasta que esta le invitó a hacer lo mismo con el otro pie. Y entonces descubrió el mundo que había allí abajo, diminuta vida que pasaría desapercibida a los ojos de cualquiera. A partir de ahí su vida fue por y para el lago, sobretodo para todos aquellos seres que ella había conseguido descubrir. Al día siguiente se metió hasta medio cuerpo en el agua, sintiendo como el agua, mojada, se le pegaba al cuerpo. Al otro consiguió meterse un poco más e incluso nadó por la orilla. No fue hasta la semana siguiente que decidió desnudarse y sentir por completo la magia del lago. No hubo poro alguno de su piel que no disfrutara del momento. ¿Por qué no compartirlo?, pensó. Y pregonó por todo el pueblo la magnificienca del lago. Pero todos y cada uno de los aldeanos menospreció tal belleza. Preferían la gran ciudad, los parques de atracciones, las cafeterías elegantes, los grandes almacenes... ¿Qué era un pequeño lago al lado de todo eso? Para ella lo era todo. Al día siguiente se vistió con un precioso vestido blanco y se dejó su peliroja melena suelta. Se introdujo poco a poco en el agua, como en una marcha fúnebre, hasta que el agua la cubrió por completo.

Su cuerpo fue encontrado siete días después. No hubo rastro alguno del vestido. Nadie se atrevió a negar la causa de su muerte, pero algunos creen que sigue dando vueltas bajo el agua y rinden culto a la dama del lago.


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